Además, en las sociedades actuales, se ha producido un desequilibrio muy notorio en ciertos aspectos:
- El aumento de alimentos rápidos, ricos en grasas y calorías, como también en sal y azúcares y sin los aportes de vitaminas y minerales necesarios.
- Descenso importante de las horas de actividad física, a causa de las formas de trabajo cada día más sedentarias.
- Alteración de los horarios de almuerzo, cena y demás comidas y la falta de estructuración de la ingesta de alimentos en, al menos, cuatro comidas diarias.
Aunque muchas personas poseen ciertas enfermedades que provocan obesidad, en la mayoría de los casos, una aproximación a la vida sana, con mayor tiempo de ejercicio, a ser posible al aire libre y con la incorporación de detalles como el consumo de frutas y verduras, alimentos no refinados y agua en cantidades importantes, son esenciales para ayudar a tratar esta enfermedad.
La programación de las comidas diarias en al menos cuatro ingestas: desayuno, almuerzo, merienda y cena es importante para no sufrir ataques de hambre a lo largo del día que nos lleven a comer desesperadamente en cualquier momento y cualquier cosa.
Buenísimas recomendaciones, ahora vamos a intentarlo.
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