lunes, 29 de abril de 2013

DIVAS

Belleza, lujo y glamour

Hubo un tiempo en el que el cine no tenía color y, desde ese mundo en blanco y negro, una serie de mujeres sedujeron a millones de espectadores con una belleza y una elegancia que, no sólo sigue despertando admiración sino qué, además, rezuma actualidad.

Estás son algunas de esas mujeres:



Joan Crawford

Nacida en 1904, fue una de las actrices mejores y más glamorosas de todos los tiempos. Tuvo una carrera  llena de éxitos inolvidables como Johnny Guitar o ¿Qué fue de Baby Jane?

Su vida estuvo plagada de escándalos era bisexual), alcohólica (estaba enganchada al vodka),  se casó en cuatro ocasiones, adoptó dos hijos en los años 50 y cultivó con mimo el odio por dos de sus compañeras de profesión: Bette Davis y Sterling Hayden.

¿No os resulta muy actual su imagen?


Rita Hayworth

Esta descendiente de padre y abuelo españoles nació en Brooklyn en 1918. Pronto destacó por su belleza y talento pero, no fue hasta los años 40 cuando su carrera cogió impulso con títulos como Sangre y Arena o Las Modelos. Pero, fue su personaje en la mítica película de Gilda el que la elevó a lo más alto del Olimpo  del cine.

Tuvo una vida turbulenta y estuvo casada con  Orson Welles.



Greta Garbo

Esta leyenda del séptimo arte nació en 1905 en Estocolmo.

Greta comenzó su carrera artística como modelo de unos grandes almacenes y, poco después, se apuntó a una academia de interpretación donde conoció a la persona que le brindaría sus primeros papeles. Papeles que la llevarían a Hollywood.

Su éxito fue inmediato y duró hasta el año 1941 en el que decidió retirarse.


Su vida fue tranquila y sus relaciones amorosas se dirigieron hacia las mujeres



Marlene Dietrich

Esta mujer, nacida en 1901 en el seno de una familia de militares, se convirtió en una de las estrellas más deslumbrantes de todos los tiempos.

Los clubs de la Alemania de los años 20 fueron los lugares donde Marlene comenzó su vida artística y, en uno de ellos fue descubierta para realizar la película que le proporcionaría fama mundial: El Ángel Azul.

En los años 60 decidió dejar el cine después de una carrera cuajada de éxitos y habiendo trabajado para los mejores directores del momento.

Como muchas de las actrices aquí comentadas, mantuvo relaciones bisexuales con aquellas personas que le parecían sugestivas en un momento dado.

¿Qué os ha parecido?

¿A que es soprendente lo modernas

 que parecen?

Pues esto, y mucho más, lo puedes 

encontrar en la revista


Ver revista Plus + Moda aquí


martes, 23 de abril de 2013

LAS TALLAS DE UN LOOK

Mañana se cumplirá una semana del lanzamiento de la revista
Plus + Moda
 y, en primer lugar, quiero agradecer la acogida que le habéis brindado ya que, ha día de hoy, ha recibido más de 952.000 visitas 

Decir que flipo sería quedarse muy, pero que muy corto y, la verdad es que no encuentro las palabras que expresen exactamente mi gratitud.

La única forma de demostrarosla consiste en seguir trabajando con la misma ilusión y es lo que estoy haciendo pero, mientras llega el mes que viene, aquí tenéis uno de los contenidos que más han gustado.

Para saber más sólo tenéis que 



TALLA 38



TALLA 48



TALLA 58


UN BESAZO A TODAS!!!
OS QUIERO!!!

miércoles, 17 de abril de 2013

PRIMERAS IMPRESIONES


Se acercaba el otoño, podía sentirlo en cada uno de sus huesos. Pero, hubo un tiempo en que no había sido así. De joven jamás se sentía cansada, podía pasar horas y horas trabajando sin descanso y, una vez terminada su jornada laboral, todavía le quedaban fuerzas y energías para salir con sus amigas. Hacía ya mucho de eso. Luego había venido el amor, los hijos, los desengaños y, finalmente, el desamor y la soledad.

Ahora trataba de empezar una nueva vida. Hacía unas semanas que había aterrizado en aquel pequeño pueblo costero y todavía estaba acondicionando la preciosa casita que había adquirido a las afueras, cerca del faro y los acantilados. La casa era la típica construcción cántabra de dos plantas con un precioso balcón de madera que ocupaba toda la fachada de la segunda planta. Tenía las vigas y el suelo de madera y una enorme cocina orientada al mar en la que, estaba segura, pasaría sin dificultar gran parte de su tiempo.



La primera vez que había estado allí fue en el verano de 1998, cuando los niños eran pequeños y, aquel había sido, sin duda, uno de los mejores veranos de su vida. La playa, el sol, las risas y los juegos habían ocupado la mayor parte de sus días y, por la tarde, cuando regresaban los barcos con las bodegas repletas con la pesca del día, se acercaban a alguno de los chiringuitos del puerto a comer sardinas asadas con las manos y beber vino joven bien fresco hasta que no podían más.

Aquella mañana se había levantado temprano, había desayunado contemplando absorta el paisaje desde la mesa que había colocado justo enfrente del gran ventanal de la cocina y, después de enfundarse en unos tejanos raídos y una sudadera que había vivido tiempos mejores, se había dirigido a la gran sala de la planta baja que, en su tiempo, había albergado las caballerizas y que ella iba a utilizar como taller.



Empezó a colocar y etiquetar todos los productos químicos en las estanterías situadas en la pared derecha. A continuación, se dispuso a colocar todas las herramientas en el panel que ocupaba la totalidad de la pared de la izquierda. Daba gusto ver todos los martillos, destornilladores, alicates, cepillos, sargentos y restos de las herramientas ordenadas formando filas disciplinadas. No siempre estarían así. Aunque procuraba mantener el orden, la mayoría de las veces, al finalizar su trabajo diario, las muy caprichosas se habían ido adueñando de todo el espacio e incluso, las más juguetonas, la desafiaban al escondite.

Estaba tan absorta en lo que hacía que, cuando sonó el timbre de la puerta, ya se había olvidado por completo que esperaba visita. Raúl era el alcalde de pueblo y, era también, según le había asegurado, era un magnífico ebanista  y ella necesitaba que le acondicionaran como biblioteca lo que antaño había sido un oratorio y que se encontraba justo enfrente del taller.


Le habían dado su teléfono en la tienda de comestibles del pueblo cuando comentó lo que quería hacer con las personas allí reunidas y, a pesar de que había expuesto sus reparos para llamar por las buenas a una persona a la que no conocía y que, a buen seguro, estaría sumamente ocupada tratando de resolver los problemas que debía de presentar el día a día de una alcaldía, todos los allí presentes –Luisa, la tendera incluida- le animaron a hacerlo.

Al final, después de llevar varios días el papel con el teléfono en el bolsillo de su chaqueta, se había decidido a realizar la llamada justo la tarde anterior, justo en el momento en que se ponía el sol por el horizonte. La voz que le había contestado al otro lado del teléfono había sido sumamente amable. Le había explicado lo que necesitaba y habían quedado al día siguiente por la mañana. Y ahí esta ella ahora, a punto de abrirle la puerta a un desconocido, con la ropa más vieja que tenía, llena de polvo y despeinada.

Si es verdad que sólo existe una oportunidad para causar buena impresión, lo llevo claro –pensó para sus adentros.